SORDERA Y ANOMALIAS DEL OIDO EXTERNO
La sordera congénita, acompañada generalmente de mudez, puede ser causada por el desarrollo anormal del laberinto membranoso y del óseo, así como por malformaciones de los huesecillos del oído y el tímpano. En los casos más graves hay agenesia completa de la caja del tímpano y del conducto auditivo externo.
La mayor parte de las formas de sordera congénitas se deben a factores genéticos, pero los factores ambientales también pueden afectar el desarrollo normal del oído interno y del medio. El virus de la rubeola, afecta al embrión entre la séptima y la octava semana del desarrollo, puede lesionar gravemente el órgano de Corti. Se ha sugerido que la poliomielitis, la eritroblastosis fetal, la diabetes, el hipotiroidismo y la toxoplasmosis pueden causar así mismo sordera congénita.
Son comunes los defectos del oído externo, que comprenden anomalías menores y mayores. Tienen importancia desde el punto de vista del daño psicológico y emocional que pueden ocasionar y por el hecho que a menudo están asociadas con otras anomalías. En consecuencia, sirven como indicio para examinar cuidadosamente al recién nacido en busca de otras alteraciones. Al respecto, todos los síndromes cromosómicos frecuentes y la mayor parte de los menos comunes tienen anomalías del pabellón de la oreja como una de sus características.
Los apéndices y las fositas preauriculares son acrocordones y de presiones poco profundas, respectivamente, que se observan por delante de la oreja. Las fositas pueden representar el desarrollo anormal de los promontorios auriculares, mientras que los apéndices pueden deberse a la presencia de promontorios accesorios. Lo mismo que otros defectos del oído externo, también están asociados con otras anomalías.
La sordera congénita, acompañada generalmente de mudez, puede ser causada por el desarrollo anormal del laberinto membranoso y del óseo, así como por malformaciones de los huesecillos del oído y el tímpano. En los casos más graves hay agenesia completa de la caja del tímpano y del conducto auditivo externo.
La mayor parte de las formas de sordera congénitas se deben a factores genéticos, pero los factores ambientales también pueden afectar el desarrollo normal del oído interno y del medio. El virus de la rubeola, afecta al embrión entre la séptima y la octava semana del desarrollo, puede lesionar gravemente el órgano de Corti. Se ha sugerido que la poliomielitis, la eritroblastosis fetal, la diabetes, el hipotiroidismo y la toxoplasmosis pueden causar así mismo sordera congénita.
Son comunes los defectos del oído externo, que comprenden anomalías menores y mayores. Tienen importancia desde el punto de vista del daño psicológico y emocional que pueden ocasionar y por el hecho que a menudo están asociadas con otras anomalías. En consecuencia, sirven como indicio para examinar cuidadosamente al recién nacido en busca de otras alteraciones. Al respecto, todos los síndromes cromosómicos frecuentes y la mayor parte de los menos comunes tienen anomalías del pabellón de la oreja como una de sus características.
Los apéndices y las fositas preauriculares son acrocordones y de presiones poco profundas, respectivamente, que se observan por delante de la oreja. Las fositas pueden representar el desarrollo anormal de los promontorios auriculares, mientras que los apéndices pueden deberse a la presencia de promontorios accesorios. Lo mismo que otros defectos del oído externo, también están asociados con otras anomalías.
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